Lenz – El mono de Goethe

2007

Extracto libre de las obras de G.Büchner y J.M.R. Lenz

Dirige Anna Dora Dorno
Composición dramatúrgica por Anna Dora Dorno y Nicola Pianzola sobre los textos de: Lenz di G. Büchner, escritos y poesía de J.M.R. Lenz; Amleto, Re Lear, La tempestad de W. Shakespeare, Sproloqui de N. Pianzola.
Cantos, composiciones originales y tradiciones populares
Con Anna Dora Dorno y Nicola Pianzola
Música original Andrea Vanzo
Objetos en escena Nicoletta Casali
Luci Giorgio Rossi
Producción Instabili Vaganti en colaboración con ARGOT studio.

Fecha del estreno: 23 de Octubre del 2007, Teatro Argot, Roma.

Lenz- El mono de Goethe es el resultado de un trabajo largo de dramaturgia y traducción en torno a los textos de los autores J.R.M. Lenz y al cuento Lenz de G. Büchner, que ha llevado a un texto original en el cual se conbinan los textos de los autores con los clásicos de Shakespeare y con aquellos creados por los mismos actores.

En una escena hecha de pocos elementos metálicos modificados y resi evanescentes por el uso de del color a través de la luz, dos actores construyen una ambientación onírica y fantástica mediante las propias acciones físicas creando personajes “Shakespereanos”: Hamlet, Ofelia, el rey Lear, Yorik, Próspero, etc. Los actores en escena se hacen portadores de un lenguaje en el cual se alterna la voz torturante de la locura a con aquella de rasgos delirantes e irónicos de la realidad. Entre ellos no existe una comunicación real, ya que pertenecen a mundos extremadamente diferentes, al de la vida, espacio real y presente en la escena y a aquel de la muerte, del pasado, del sueño y de la locura que invade a la primera a través de la potencia evocativa del recuerdo y de la visión provocada del excitamiento esquizofrénico de los sentidos. Los actores siguen una sutil línea emotiva que conjuga visiones y pensamientos en continua oscilación entre la lucidad extrema y el delirio calculado que encuentra escape/desahogo en el caracter físico exhuberante de la acción, creando a través de los elementos presentes en escena, presencias fugaces y candentes que toman vida desde la materia inerte de las cosas.

La música, los sonidos, las luces y las sombras son el trámite que conectan estos estados emotivos, hechos de profundas sensaciones y visiones lúcidas. La presencia del agua, como elemento escénico, crea un río subterráneo que fluye bajo la piel despertando en el cuerpo una memoria escondida. El canto y la música, compuesta especialmente a partir del material dramatúrgico y las acciones de los actores, son capaces de volver a traer por un momento en escena los fantasmas del pasado y del presente atormentado de este personaje: un diferente, por ser considerado enfermo, desviado, pero más que todo diferente por ser artista, por estar golpeado por un diverso y potente “sentir” de la naturaleza: la humana y la divina.