MADE IN ILVA

El Ermitaño contemporáneo
2012

Dirección Anna Dora Dorno
Con Nicola Pianzola
Canto original y voz en vivo Anna Dora Dorno
Musica Riccardo Nanni
Objetos en escena Nicoletta Casali
Escenografía y diseño y luces Anna Dora Dorno
Video Nicola Pianzola
Producción Instabili Vaganti con el suporte de Spazio OFF de Trento

Composición dramatúrgica original basada en los escritos y testimonios de los obreros del ILVA de Taranto y entrevistas de la compañía.

El ermitaño contemporáneo está inspirado en el diario de un obrero del ILVA de Taranto y de los testimonios de algunos obreros, entrevistados por la compañía que trabajan en la propia fábrica, que encuentran los textos poéticos de Luigi di Ruscio y Peter Shneider. La transposición artística hace referencia a la historia real de la empresa de acero más grande de Europa, que condiciona la vida de la entera ciudad de Taranto y de sus trabajadores atrapados entre el deseo de evadir y escapar de la jaula de acero incandecente y la necesidad de continuar trabajando para la sobrevivencia cotidiana en aquel infierno de muerte del trabajo y daño ambiental. El espectáculo es el resultado de un trabajao cuidadoso de investigación y experimentación física y vocal sobre la relación entre la organicidad del cuerpo y la inorganicidad de las acciones ligadas al trabajo en fábrica a través del cual emerge una crítica al alienante sistema de producción contemporáneo que transforma al ser humano en una máquina artificial, un cuerpo convulsionante que se mueve como respuesta al proceso de “brutalización” impuesto por la sociedad. El actor empuja su propio cuerpo al extremo a través de equilibrios, suspensiones, acciones acrobáticas y repetitivas, interactuando continuamente con sonidos que se convierten en ritmos obsesivos y que se transforman en música ejecutada en vivo, en la cual las notas se intercalan con el canto de una voz femenina que les ordena: “¡Trabaja! ¡Produce! ¡Opera! ¡Crea!” Él coloca su refugio en una escena compuesta de estructuras metálicas, que permanece incandenscente por el uso de  proyecciones de video que evocan el ambiente de la fábrica, de las numerosas fábricas que todavía existen como fantasmas de una época moderna ya pasada. Imágenes y sonidos invaden sus sueños, como residuos arqueológicos que se aferran a la vida, como agonizantes en la memoria y en los recuerdos obsesivos de quienes todavía hoy trabajan en lugares similares. Él atraviesa esta especie de infierno contemporáneo, hecho de ritmos alienantes y espacios distorsionados, llegando a despojarse de su propia identidad, vistiendo una máscara anónima, sin rostro para defender la esencia de su propia alma. El heremita contemporáneo persigue una salvación imposible, en el intento de sentir la propia carne caliente, el mismo vivir orgánico, en contraposición al fierro-frío, al proceso de inorganicidad al cual nos conducen las reglas de producción del actual sistema social, reprimiendo la libertad creativa del hombre y del artista.